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Puntos clave

  • En los últimos años, la resiliente economía estadounidense ha destacado frente a otros países desarrollados, con un crecimiento económico más fuerte y unos beneficios corporativos más sólidos que han propiciado las enormes ganancias del mercado bursátil.
  • Creemos que tres de los cuatro componentes clave del excepcional crecimiento económico relativo de EE. UU. —el consumo, el aumento de la productividad y el sólido impulso fiscal— deberían seguir intactos, mientras que el cuarto (el aumento de la oferta de mano de obra) probablemente se vea sometido a presión, pero no es probable que frustre la expansión en 2025.
  • Respaldados por un indicador verde y de mejora en el gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge, somos optimistas acerca de la economía estadounidense el año que viene y esperamos que el crecimiento del PIB dé una sorpresa al alza en relación con las previsiones actuales. Junto con la ampliación de la participación en los beneficios, creemos que las acciones estadounidenses mantendrán su impulso positivo.

La victoria de Trump y el giro de la Fed apoyan la resiliencia

La «recesión más esperada de la historia» no se hizo realidad el año pasado, y la economía estadounidense logró un aterrizaje suave. Parece probable que el ritmo de expansión siga muy fuerte en 2025, ya que la economía cabalga con los vientos a favor tanto de un impulso fiscal, cortesía de la victoria electoral de Donald Trump y una amplia mayoría republicana en el Congreso, como de un impulso monetario resultante del giro de la Reserva Federal hacia un ciclo de bajada de tipos.

En los últimos años, la capacidad de resistencia de la economía estadounidense ha destacado frente a otras economías desarrolladas. Una pregunta clave para los inversores es si esta tendencia puede continuar, ya que los beneficios económicos más sólidos se han traducido en un entorno de beneficios corporativos saludables que ha alentado unas ganancias bursátiles enormes. Nuestro punto de partida para este tipo de análisis sigue siendo el gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge, nuestra estrella polar cuando pensamos en la solidez de la economía estadounidense. Por suerte, el indicador general del gráfico se encuentra actualmente en zona verde/de expansión y no ha dejado de mejorar a lo largo de 2024. Este mes no hay cambios en el gráfico (gráfico 1).

Creemos el excepcional crecimiento económico relativo de EE. UU. en los últimos años ha tenido cuatro elementos: la fortaleza del consumidor estadounidense, el aumento de la productividad, la creciente oferta de mano de obra y un sólido impulso fiscal. De cara al futuro, es probable que tres de ellos continúen intactos en 2025, mientras que el cuarto, la creciente oferta de mano de obra, debería ser menos beneficioso, pero no tanto como para frenar la economía estadounidense.

El consumidor estadounidense ha sido una fuente de fortaleza, alentado inicialmente por la acumulación de ahorro y los generosos pagos de cheques del Gobierno durante la pandemia. A medida que estos fondos se redujeron, el mercado laboral fuerte impulsó aún más la subida, ya que las subidas salariales y la amplia creación de empleo ayudaron a elevar las rentas del trabajo, la mayor fuente de poder adquisitivo para la mayoría de los estadounidenses y estrechamente ligada a las tendencias del consumo agregado. Estas tendencias parecen prácticamente intactas a medida que nos acercamos a 2025, por ejemplo, con unos ingresos medios por hora que mantienen una excelente tasa de crecimiento del 4,0 % interanual en octubre, frente al 4,3 % de principios de año.1

Gráfico 1. Gráfico de riesgo de recesión de ClearBridge

Fuente: ClearBridge Investments.

Las persistentes subidas salariales han generado inquietud, y a algunos les preocupa que los márgenes de beneficios corporativos se reduzcan a medida que las empresas tengan que pagar más a sus trabajadores. Sin embargo, nosotros tenemos un punto de vista diferente, al creer que los salarios en relación con la producción de un trabajador (costes laborales unitarios) son en realidad la clave de los márgenes de beneficios. Se trata de una distinción importante, ya que el aumento de productividad (la producción de un trabajador) ha sido sólido en los últimos trimestres, volviendo a niveles similares a la media de 1950-2009, en contraposición a lo vivido tras la crisis financiera global. De cara al futuro, creemos que la productividad se mantendrá sólida, dados los menores niveles de rotación laboral; si los trabajadores cambian de empleo con menos frecuencia, tienen más experiencia, suelen tener más antigüedad y son más productivos.

Gráfico 2. Vuelve la productividad

Fuentes: Oficina de Estadísticas Laborales de los EE. UU. (BLS), NBER, Macrobond. A 25 de noviembre de 2024. Datos actualizados por última vez el 7 de noviembre de 2024. El sombreado gris representa los períodos de recesiones. La rentabilidad histórica no es un indicador ni una garantía de resultados futuros.

Una menor rotación laboral también implica que, en igualdad de condiciones, el ritmo de contratación debería ser más lento. Esto significa que el mercado laboral podría parecer menos sólido que antes y plantea un riesgo para la continuidad de la excepcionalidad estadounidense si el fuerte mercado laboral nacional se enfría. De hecho, nuestra principal preocupación al respecto no es tanto que los trabajadores permanezcan más tiempo en sus puestos como la reducción de la inmigración, que ha sido una fuente de fortaleza económica en los últimos años. El ritmo de la inmigración ya se ha ralentizado desde la emisión en junio de las medidas ejecutivas del presidente Biden para asegurar la frontera. Se espera que el próximo presidente electo, Trump, adopte medidas para ralentizar aún más el ritmo de la inmigración en Estados Unidos, lo que probablemente enfriará aún más el ritmo de creación de empleo y lastrará ligeramente el crecimiento económico en 2025.

Como aspecto positivo, parece probable que la futura administración Trump aplique estímulos en forma de rebajas de impuestos específicos, lo que debería aumentar el impulso fiscal (en relación con la base de referencia) y contribuir al crecimiento económico. El estímulo fiscal ha sido un excelente componente del crecimiento económico estadounidense en los últimos años, gracias a la Ley de reducción de la inflación y a la Ley CHIPS. Aunque el impulso fiscal ha empezado a menguar, con pocas previsiones de aumento del gasto público, la victoria electoral de Trump y la mayoría republicana abren la puerta a utilizar el proceso de reconciliación presupuestaria para aprobar rebajas fiscales. Esto significa que las perspectivas del impulso fiscal de cara a 2025 deberían contribuir a respaldar el crecimiento económico.

Con todo esto, creemos que la economía estadounidense seguirá gozando de buena salud en 2025, con un potencial alcista respecto a la estimación de consenso del 2,0 % de crecimiento del PIB.2 Aunque una buena economía no se traduce necesariamente en un buen mercado bursátil, creemos que la trayectoria inmediata del mercado es positiva, ya que diciembre es históricamente uno de los mejores meses desde el punto de vista de la estacionalidad.

Tras el mejor mes del año para las acciones estadounidenses en noviembre, no sorprendería cierta agitación en el nuevo año, al digerirse las excelentes rentabilidades de 2024. Sin embargo, una economía sólida y la ampliación de la participación en los beneficios son fundamentos importantes que deberían apuntalar las acciones estadounidenses a medio plazo. En particular, deberían seguir siendo un apoyo para las acciones de pequeña capitalización, el value y el S&P 500 Index ponderado por igual, que han ido ganando terreno en términos relativos frente a las acciones de gran capitalización, el growth y el S&P 500 ponderado por capitalización desde mediados de julio, recompensando a los inversores con carteras diversificadas.



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