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Como predijeron en general las encuestas previas a las elecciones, los partidos de extrema derecha avanzaron en proporción de votos y aumentarán sus escaños en el Parlamento Europeo. El fuerte apoyo al Frente Nacional francés obligó al presidente del país, Emmanuel Macron, a convocar por sorpresa elecciones a la Asamblea Nacional para el 30 de junio. Los mercados europeos tanto de renta variable como de renta fija cayeron al conocerse los resultados, que marcan el arranque de las negociaciones a distintos niveles para formar una mayoría de gobierno estable.

El avance de la extrema derecha refuerza lo que ya habíamos observado en los procesos electorales nacionales europeos en los últimos dos años. Los votantes se han mostrado descontentos con los partidos políticos de centro, y han optado por las políticas más agresivas que ofrece la extrema derecha. Aunque, fuera de Francia, su victoria no ha sido rotunda, se ha producido un movimiento hacia la derecha en Italia, los Países Bajos y Alemania.

No cabe duda de que se producirán cambios, que en algunos casos supondrán revertir las políticas de los últimos cinco años, y es probable que la falta de claridad de las políticas a corto plazo contribuya a la volatilidad de los mercados. Las negociaciones serán complejas, ya que los partidos de extrema derecha suelen centrarse en las inquietudes de ámbito nacional y suelen tener fricciones con la UE, así como con otros partidos nacionalistas. Además, la Comisión Europea se enfrenta a un complicado proceso de selección que supone establecer una coalición parlamentaria, al tiempo que obtiene la aprobación de los actuales líderes políticos de los 27 Estados miembros. La actual presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, trata de mantenerse en el cargo, aunque su anterior coalición únicamente contó con un margen de nueve votos. No está claro si von der Leyen será capaz de mantener el cargo, ni qué concesiones políticas estará dispuesta a hacer para lograrlo. También es demasiado pronto para saber si podrían surgir otros candidatos.

Uno de los titulares que considero exagerado tiene que ver con el revés para los partidos verdes. Es posible que se introduzca alguna modificación en la política medioambiental que dificulte la labor de los inversores, aunque también creo que habrá continuidad. Hace cinco años, la prioridad de la política de energía verde era reducir las emisiones de carbono, lo cual es importante a largo plazo. Sin embargo, más recientemente, la guerra de Rusia contra Ucrania puso de relieve el riesgo de dependencia energética, e hizo que la seguridad energética pasase a ser la prioridad. En general, se considera importante diversificar las fuentes de energía mediante la energía eólica, solar y geotérmica producida dentro de las fronteras de la UE. Incluso la extrema derecha debe andarse con cuidado con relación a este tema. Dado este impulso, creo que proseguirá la ecologización de la economía y el mercado de bonos verdes continuará creciendo.

Cabe recordar que, a diferencia del sistema federal estadounidense, la UE cuenta con cierto grado de supervisión de los presupuestos nacionales, por lo que este será un ámbito de negociación con países deficitarios en gasto como Francia e Italia. Para ponerlo en perspectiva, no creo que vaya a producirse nuevamente algo parecido a los problemas de la crisis del euro de hace una década. Con relación a cuestiones políticas distintas de los aspectos presupuestarios, también es probable que la extrema derecha introduzca más políticas antiinmigración, aunque creo que esto no es lo que necesita Europa. Además, algunos de los partidos que han avanzado muestran una tendencia más próxima a Rusia.

Las próximas semanas preparatorias para el nuevo proceso electoral en Francia serán trascendentales. El Frente Nacional, partido dirigido por Marine Le Pen, asestó un duro golpe al presidente Macron, que procedió a convocar elecciones anticipadas, tal vez para tratar de frenar el empuje de la oposición. Francia es la segunda economía de la UE, pero su importancia relativa para la Unión es todavía mayor. Además, tiene un déficit presupuestario de al menos el 4,5 %. Algunas encuestas apuntan a que el Frente Nacional podría hacerse con la mayoría parlamentaria, lo que complicaría las perspectivas tanto de la política nacional como regional. Creo que los mercados no estaban preparados para este riesgo político, de ahí el aumento de la volatilidad en junio.

En términos generales, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, es la única mandataria en el cargo que se ha visto reforzada con el resultado. Meloni asumió el cargo de primera ministra hace dos años y con frecuencia se ha mostrado más pragmática de lo que sugería su retórica de campaña, y ha mostrado capacidad de respuesta a las inquietudes de los mercados de renta fija. Mientras avanzan las negociaciones en la UE, el déficit presupuestario italiano supera el 5 % y posiblemente es incluso mucho mayor. Es probable que Meloni quiera flexibilidad presupuestaria, mientras que lo que demandará la UE será gestión presupuestaria.

Si bien las elecciones europeas han concluido, creo que no es más que el punto de partida en la competición por el liderazgo de Francia y por las negociaciones sobre la política de la UE. Creo que puede que los medios de comunicación estén infravalorando las posibilidades de victoria de Le Pen. Históricamente, Le Pen, desde Francia, y Meloni, desde Italia, no han tenido una buena colaboración, aunque si encontrasen una forma de trabajar juntas podrían incidir de forma significativa en la política. Tendremos que observar en qué medida optan por una postura estratégica.



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