COLABORADORES

Wylie Tollette, CFA
Chief Investment Officer,
Franklin Templeton Investment Solutions

Tom Nelson, CFA, CAIA
Head of Market Strategy
Franklin Templeton Investment Solutions

Miles Sampson, CFA
Head of Asset Allocation Research,
Franklin Templeton Investment Solutions
Laurence Linklater
Senior Research Analyst, Franklin Templeton Investment Solutions
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En la edición de este mes, los temas macroeconómicos en los que se basa nuestro análisis siguen siendo todos positivos este mes. Las perspectivas de crecimiento son más constructivas, pero pueden reflejarse ya en los indicadores de opinión. El descenso de la inflación y la relajación de la política monetaria pueden bastar para justificar las elevadas valoraciones de la renta variable. Creemos que la renta variable mundial tiene un mayor potencial de rentabilidad que la renta fija mundial, y el impulso sostenido de los índices de renta variable nos lleva a mantener la preferencia por la renta variable.
Reflejamos las divergencias de la política monetaria en nuestras preferencias entre activos de renta fija de alta calidad. Los bonos estatales europeos se han vuelto más atractivos y probablemente se beneficien del inicio de los ciclos de relajación. La normalización de la política en Japón nos hace inclinarnos hacia las acciones y alejarnos de los bonos.
Puntos clave
El crecimiento es más optimista: Los indicadores económicos adelantados continúan mejorando a nivel mundial. El consumo muestra una extraordinaria resiliencia y se han producido sorpresas económicas. Los riesgos de recesión están evolucionando para algunas economías desarrolladas y parecen especialmente bajos para Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de estabilizarse, los niveles de crecimiento mundial se mantienen dentro o por debajo de la tendencia.
Los riesgos de inflación disminuyen: Se han logrado avances significativos, aunque accidentados, y la inflación sigue por encima de los niveles previstos. La inflación de los bienes ya se ha normalizado a niveles bajos, por no decir directamente deflacionarios. Esto supone menos viento de cola de cara al futuro, sobre todo teniendo en cuenta que los indicadores líderes empiezan a mejorar. La inflación de los servicios se mantiene por encima de la tendencia y constituirá la mayor parte de la normalización de la inflación durante el próximo año.
Pronto arrancarán los ciclos de flexibilización de las políticas: La evolución de la inflación permite a los responsables de las políticas equilibrar los objetivos de crecimiento e inflación. La mayoría de los bancos centrales mantienen su cautela y, antes de actuar, esperarán a que los datos confirmen la desinflación. En Occidente, es probable que empiecen pronto a recortar los tipos de interés, pero seguirán manteniendo condiciones restrictivas y tipos de interés reales positivos.
Asignación al riesgo: La mejora del entorno macro económico suele asociarse a la fortaleza de los mercados, lo que nos lleva a mantener una inclinación hacia activos de mayor riesgo. Los cambios de política pueden contrarrestar las sorpresas en materia de crecimiento e inflación, pero la combinación colectiva sigue siendo positiva, en nuestra opinión. Sin embargo, el nivel de la prima descontada en estos activos de riesgo ya puede tener en cuenta una mejora de las variables fundamentales.
Un contexto complicado para la renta variable: La mejora de las perspectivas de beneficios respalda nuestra preferencia por las acciones estadounidenses y de los mercados emergentes. La mayor convicción respecto a Japón, al estar orientado a una mejora de la economía mundial, se ve compensada por la cautela respecto a la renta variable europea, donde los beneficios están empezando a sufrir presiones. China sigue siendo un dilema, en el que las atractivas valoraciones son un reflejo de la debilidad de las variables fundamentales.
Rendimientos más atractivos para los bonos: Últimamente, el aumento de los rendimientos ha impulsado el potencial de rentabilidad de la renta fija mundial, sobre todo de la deuda pública de menor riesgo. Es probable que los ciclos de relajación comiencen este año, y las expectativas del mercado nos parecen, en general, justas. Esto respalda una preferencia por la mayor duración y las perspectivas de los activos de mayor riesgo, incluidos los bonos de los mercados emergentes.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital.
Valores de renta variable están sujetos a la fluctuación de precios y a la posible pérdida de capital.
Valores de renta fija implican riesgos de tipo de interés, de crédito, de inflación y de reinversión, así como la posible pérdida de capital. A medida que los tipos de interés aumentan, el valor de los títulos de renta fija disminuye. Las variaciones de la calificación crediticia de un bono o de la calificación crediticia o solvencia financiera del garante, asegurador o emisor del bono pueden afectar a su valor. Bonos de alto rendimiento y baja calificación están sujetas a una mayor volatilidad de precios, iliquidez y posibilidad de imcumplimiento.
La asignación de activos entre diferentes estrategias, clases de activos e inversiones puede no resultar beneficioso o no producir los resultados deseados. En la medida en que una estrategia invierte en empresas en un país o una región concretos, puede experimentar una mayor volatilidad que una estrategia más diversificada geográficamente.
Las inversiones relacionadas con las materias primas están sujetas a riesgos adicionales como la volatilidad de los índices de materias primas, la especulación de los inversores, los tipos de interés, las condiciones meteorológicas y la evolución fiscal y normativa.
Las inversiones internacionales están sujetas a riesgos especiales, como las fluctuaciones monetarias y las incertidumbres sociales, económicas y políticas, que podrían aumentar la volatilidad. Estos riesgos son más acentuados en los mercados emergentes. La participación del gobierno en la economía aún es elevada y, por lo tanto, las inversiones en China estarán sujetas a mayores niveles de riesgo normativo en comparación con muchos otros países.
Invertir en empresas privadas presenta ciertos retos e implica riesgos adicionales frente a las inversiones en empresas públicas, como lidiar con la falta de información disponible sobre estas empresas, así como su falta general de liquidez.
La gestión activa no asegura ganancias ni protege contra las caídas del mercado. La diversificación no garantiza un beneficio ni protege frente a una pérdida.
