COLABORADORES

Kevin J. Ritter, CFA
Valoraciones del resultado electoral
El 2 de junio, los mexicanos hicieron historia al elegir a Claudia Sheinbaum como primera presidenta del país. El recuento de votos incluso fue superior al de la victoria electoral de AMLO en 2018 y otorgará supermayorías funcionales al partido Morena en ambas cámaras del Congreso, lo cual deja las puertas abiertas a posibles modificaciones de la constitución nacional. No cabe duda de que los resultados son arrolladores a varios niveles.
Si bien la victoria de Sheinbaum era totalmente esperada por quienes siguen la actualidad mexicana, no la magnitud de su victoria. Los datos de las encuestas y el relato de los analistas políticos apuntaban a una victoria de Morena, aunque no a que alcanzaría supermayorías. ¿Cómo debemos interpretar los resultados? Desde nuestro punto de vista, la población mexicana no necesariamente se ha pasado a la «izquierda», ya que el partido Morena engloba diversas facciones y puntos de vista. Más bien, parece que la oposición ha fracasado estrepitosamente y no ha logrado motivar a los votantes para que acudieran a votar, lo que, debido a la participación menor de lo previsto, ha puesto en bandeja las supermayorías a Morena.
Esto coloca a México ante un punto de inflexión fundamental de su historia. Sheinbaum asumirá la presidencia con un control del poder con una concentración singular, en un momento en el que se prevé que el país sea uno de los principales beneficiarios de las fricciones comerciales entre los Estados Unidos y China. Deberá gestionar con destreza la relación de México con la próxima administración estadounidense (ya sea Trump o Biden), al tiempo que mejora las condiciones de seguridad y las infraestructuras nacionales, que en ambos casos representan cuellos de botella fundamentales que limitan que el país pueda aprovechar plenamente las tendencias de deslocalización cercana. Para aprovechar la oportunidad económica que ofrece el actual contexto geopolítico, Sheinbaum necesitará la aceptación tanto de los inversores como del sector privado, que probablemente haya influido en parte de su acercamiento con los mercados inmediatamente tras las elecciones. En adelante, debe definir unos objetivos claros y los costes que implica mantener la buena voluntad de los inversores.
Primer reto para Sheinbaum: contentar a los inversores y a su base electoral
Si bien la nueva presidenta no asumirá el cargo hasta el 1 de octubre, ya se enfrenta a un obstáculo inicial que probablemente dé pistas a los inversores sobre su capacidad de equilibrar las inquietudes de los inversores con las preferencias en la elección de políticas de su base de electores. Inmediatamente después de las elecciones, Sheinbaum reconoció claramente la inquietud de los inversores y del sector privado con su amplia victoria, sobre todo por las supermayorías obtenidas en el Congreso. Su respuesta fue mostrar cierto grado de pragmatismo y moderación al pedir al actual ministro de Finanzas, muy respetado por los inversores, que permaneciera en el cargo con carácter indefinido. La decisión de Sheinbaum de hacer un nombramiento tan importante en su gabinete a punto conocerse los resultados electorales es poco común. Los inversores lo interpretan como una señal de que el gobierno de Sheinbaum prevé mantener unas estrictas cuentas fiscales similares a las de AMLO. Por otra parte, su reciente reunión con AMLO y la posterior conferencia de prensa demuestran que la moderación de Sheinbaum tiene límites. Sheinbaum dejó en claro que, si bien está abierta a nuevas consultas y debates, su gobierno prevé sacar adelante algunos cambios constitucionales, sobre todo reformas judiciales, además de codificar algunos programas de pago de transferencias fiscales. La capacidad de Sheinbaum para calmar las inquietudes de los inversores con respecto a los cambios constitucionales, al tiempo que cumple lo prometido a sus bases, supondrá una señal clave respecto al futuro del país. La medida en que se retrasarán o diluirán las reformas, sumada al verdadero coste fiscal de los planes propuestos, constituyen variables fundamentales que solo se definirán con el tiempo y tras un debate público en mayor profundidad. Entretanto, prevemos que los precios de los activos mexicanos seguirán siendo vulnerables a estos problemas.
Oportunidades de inversión
Aunque tenemos inquietudes a medio y largo plazo con respecto a la consolidación del poder y los cambios constitucionales propuestos, las métricas de gobernanza en declive del país no son algo nuevo, ya que estas tendencias ya se encontraban en curso durante los últimos seis años bajo el mandato de AMLO. Pese a estas inquietudes, consideramos que México ofrece oportunidades de inversión interesantes. En primer lugar, a pesar de las tendencias de izquierda respecto a la participación del Estado en el sector privado y los generosos pagos de transferencias fiscales, bajo el mandato de AMLO el país mantuvo unas estrictas cuentas fiscales, incluso durante la pandemia de COVID-19, mientras que otros países intensificaron enérgicamente su gasto. Prevemos que bajo el mandato de Sheinbaum este planteamiento fiscal se mantenga prácticamente intacto. En segundo lugar, si bien todavía no está claro en qué medida se beneficiará el país, se prevé que México registre un aumento de la inversión extranjera directa (IED) y las entradas de capitales debido al aumento de las fricciones geopolíticas entre los Estados Unidos y China. En tercer lugar, las remesas siguen siendo robustas y deberían seguir haciendo una importante contribución a las tendencias de la balanza por cuenta corriente y la balanza de pagos. Por último, los activos locales del país presentan algunas de las primas de riesgo más elevadas de los mercados emergentes en su conjunto. Los rendimientos nominales alcanzan hasta dos cifras, mientras que los rendimientos reales (tipos a un día menos la inflación) siguen siendo bastante saludables tanto en términos históricos como dentro de los mercados emergentes. Teniendo en cuenta estos factores, que consideramos menos influenciados directamente por el resultado electoral, seguimos manteniendo exposiciones a la renta fija soberana local sin cobertura en México.
Definiciones:
Los mercados emergentes (ME) son países cuya actividad social o empresarial mantiene un ritmo rápido de crecimiento e industrialización. A estos países también se les denomina países en desarrollo o menos desarrollados.
La deslocalización cercana es la práctica de trasladar una operación empresarial a un país cercano, especialmente con preferencia a otro más lejano.
Una prima de riesgo es el rendimiento de la inversión que se espera de un activo por encima de la tasa de rendimiento sin riesgo. Representa el pago a los inversores por tolerar el riesgo adicional de una inversión determinada con respecto al de un activo sin riesgo. Primas de riesgo es el plural que se emplea para más de una prima de riesgo.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?
La rentabilidad histórica no es una garantía de los resultados futuros. Tenga en cuenta que los inversores no pueden invertir directamente en un índice. La rentabilidad de los índices no gestionados no refleja las comisiones, los costes ni los gastos de venta.
Los valores de renta variable están sujetos a variaciones en los precios y a una posible pérdida del capital. Los valores de renta fija conllevan riesgos de tipo de interés, crédito, inflación y reinversión, así como una posible pérdida del capital. A medida que los tipos de interés aumentan, el valor de los títulos de renta fija disminuye. Las inversiones internacionales están sujetas a riesgos especiales, entre los que se incluyen el riesgo de fluctuaciones cambiarias y de incertidumbre social, económica y política, los cuales podrían generar un aumento de la volatilidad. Estos riesgos son más acentuados en los mercados emergentes.
El Tesoro de EE. UU. está formado por obligaciones de deuda directa emitidas y respaldadas por la solvencia y el crédito del gobierno estadounidense. El gobierno de EE. UU. garantiza los pagos de capital e intereses ligados al Tesoro de EE. UU. si se mantienen los valores hasta su vencimiento. A diferencia de los valores del Tesoro de EE. UU., los valores de deuda emitidos por agencias y organismos federales, así como las inversiones relacionadas, pueden estar o no respaldados por la solvencia y el crédito del gobierno estadounidense. Si bien el gobierno estadounidense garantiza los pagos de principal e intereses correspondientes a los valores, dicha garantía no se aplica a las pérdidas derivadas del descenso del valor de mercado de dichos valores.
