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Tal como se esperaba, el Banco Central Europeo (BCE) redujo su tipo de interés oficial principal 25 puntos básicos hasta situarlo en el 3,75 %, en la que supone la primera medida en este sentido desde 2016. .Antes de su reunión, los mercados financieros ya habían descontado por completo que se produciría una reducción en junio y una o dos rebajas más antes de que concluya el año. Los integrantes de su Consejo de Gobierno, incluso varios de los abiertamente partidarios de una postura más restrictiva, habían dado señales claras de que se produciría una bajada en junio, por lo que no fue ninguna sorpresa. En cambio, la atención se centró en las previsiones de los economistas del BCE que acompañaron la declaración y la conferencia de prensa sobre la previsión de futuras rebajas de los tipos. En las últimas proyecciones elaboradas por el personal del Eurosistema se revisaron al alza tanto la inflación general (medida según el índice de precios al consumo armonizado (IPCA)), como la inflación subyacente (la IPCA menos alimentación y energía) de 2024 en comparación con las proyecciones de marzo (Gráfico 1).

Gráfico 1: Proyecciones macroeconómicas del BCE

Fuente: BCE. A 6 de junio de 2024. No existe ninguna garantía de que cualquier previsión, proyección o estimación vaya a realizarse. 

Con respecto al motivo de la flexibilización de la política, en la declaración se reconoce que en los últimos trimestres se han hecho grandes avances tanto en la inflación general como en la subyacente. Además, las expectativas de inflación se han reducido y las previsiones muestran una estabilidad afianzada. Por ello se consideró adecuado moderar el grado de restricción. Sin embargo, el BCE también reconoce que, a nivel interno, la presión sobre los precios sigue siendo fuerte y que es probable que la inflación salarial continúe por encima del objetivo del Banco en 2025.

En lo que a sus perspectivas se refiere, en la declaración se reiteró el compromiso de mantener una política restrictiva durante tanto tiempo como sea necesario y se dieron pocas pistas sobre la evolución futura de la política, aparte de reiterar que el BCE actuará en función de los datos y evaluará las decisiones de su política en cada reunión.

En la conferencia de prensa, Christine Lagarde, presidenta del BCE, aseguró que con la rebaja de los tipos de este mes el Banco no se estaba comprometiendo de antemano con una serie de bajadas concretas. Si bien el Consejo de Gobierno es incapaz de comprometerse de antemano con futuras bajadas de los tipos ni proporcionar ningún tipo de orientación futura, el BCE sigue confiando en sus previsiones de que la inflación regresará a su objetivo para el cuarto trimestre de 2025. Por ello ha mejorado la confianza del BCE en el camino a seguir. La presidenta Lagarde señaló que la dinámica de crecimiento del crédito sigue siendo débil, y, si bien se esperaba que los salarios fluctuasen y actualmente se mantienen altos, existen evidencias de que los beneficios de las empresas están absorbiendo en parte el incremento de los costes laborales desde las últimas rondas de negociación salarial y de que los indicadores prospectivos apuntan a un descenso de los salarios en lo que queda de año.

Sin duda, la dinámica de incremento salarial es un tema primordial para el BCE, que la presidenta Lagarde retomó en respuesta a varias de las preguntas planteadas. El mensaje principal es que el BCE necesita tener más datos y observar más evidencias sobre la senda de desinflación. En respuesta a una pregunta sobre si el BCE se encontraba en fase de «reducción», Lagarde se mostró evasiva, aunque indicó que es muy probable que así sea.

A falta de un mensaje más concluyente del máximo órgano del BCE, tanto los rendimientos como el euro registraron una moderada subida. En resumen, el BCE continúa vigilando los datos y si los relativos a los salarios evolucionan como esperan, prevemos una mayor flexibilización de las políticas para el tercer y el cuarto trimestre, lo cual debería favorecer el rendimiento de los bonos de la zona del euro.



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