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Principales conclusiones:

  • La innovación ha evolucionado, pasando de ser un factor de diferenciación a convertirse en el sistema operativo de la economía moderna: es fundamental para todas las empresas.
  • La automatización y la productividad propiciadas por la IA impulsan el nuevo motor de crecimiento de la economía estadounidense y respaldan una expansión más equilibrada y duradera.
  • El crecimiento es estable, aunque desigual entre sectores, con una concentración de las ganancias en los líderes en innovación. El mensaje está claro: las empresas deben innovar para competir.
  • Creemos que, en este entorno, el éxito requiere un análisis ascendente (bottom up) disciplinado para determinar dónde la innovación refuerza los rendimientos del capital, amplia las ventajas competitivas e impulsa el crecimiento sostenible y la generación de alfa.
     

Tres temas estructurales que definirán 2026

1. El volante de la productividad de la IA

Tras años de experimentos, la IA y la automatización están logrando ahora aumentos cuantificables de la productividad en los sectores de la tecnología, la salud, los servicios financieros y la industria. Las mejoras en la eficiencia crean bucles de retroalimentación que propician una innovación más rápida, un mayor apalancamiento operativo y la reinversión.

Esta oportunidad va más allá de los líderes de las plataformas de IA. El valor recae sobre las empresas que aplican la IA a problemas prácticos, desde los diagnósticos y la logística hasta el diseño industrial y el análisis financiero. Las ventajas competitivas dependerán de los datos propios, el conocimiento experto del ámbito y la asignación disciplinada del capital.

2. El renacimiento industrial

La IA está transformando la economía física. La robótica, la automatización y los gemelos digitales están redefiniendo la fabricación, el transporte y la construcción. Estas tecnologías mejoran el rendimiento, reducen los residuos e incrementan la seguridad. Las empresas líderes combinarán la escala física con la inteligencia digital: proveedores de automatización, especialistas en controles e innovadores de software industrial.

3. La evolución de la energía

La economía de la inteligencia requiere grandes cantidades de energía.

La expansión de los centros de datos, la electrificación y la ampliación de la demanda informática están reconfigurando los sistemas energéticos mundiales. Satisfacer estas necesidades está impulsando la inversión en la modernización de la red, el almacenamiento de energía y la generación de energías limpias.

Vemos oportunidades en los semiconductores, la gestión de energía, las empresas de suministros públicos que despliegan redes inteligentes y las energías renovables que se sirven de la optimización digital. Pero la energía sigue siendo una limitación clave y un aspecto crítico en nuestra tesis de inversión para la siguiente fase de crecimiento propiciado por la IA.

Perspectiva del director de inversión (CIO): La innovación es la economía

La línea entre la «tecnología» y la «no tecnología» es cada vez menos clara. Todas las empresas operan ahora dentro de la economía digital, donde la IA y el análisis de datos alientan la competitividad, la rentabilidad y la eficiencia del capital.

Para los inversores, el reto consiste en determinar dónde la innovación lleva a beneficios económicos duraderos. Esto requiere una evaluación disciplinada de los modelos de negocio, estructuras de márgenes y balances respaldados por la convicción fundamentada en pruebas.

Creemos que la inversión activa ascendente (bottom up) es clave para determinar dónde la innovación mejora de verdad los rendimientos del capital invertido y sostiene el crecimiento a largo plazo. Puede que la innovación ahora sea la economía, pero los fundamentos siguen determinando la rentabilidad.



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