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A estas alturas, la mayoría de la gente ha oído la predicción demográfica de que la India ya se ha convertido (o está a punto de hacerlo) en la nación más poblada del mundo. Su crecimiento está eclipsando al de China, que ha sido el país con más habitantes del mundo al menos desde 1950, cuando las Naciones Unidas empezaron a llevar registros de población.

Pero el crecimiento demográfico no es lo único que está aumentando en la India. El crecimiento de la clase media se traduce en una mayor demanda de viajes, y el floreciente negocio de las aerolíneas y el mercado de la aviación de la nación sudasiática es actualmente uno de los que crece más rápido en todo el mundo. Los analistas prevén que el gasto público correspondiente alcance casi 12 000 millones de dólares en 2025 para impulsar la conectividad regional. Además, hay planes para modernizar las instalaciones existentes y construir 80 nuevos aeropuertos en los próximos cinco años.

En junio de este año, Air India, propiedad de Tata, que ya es la mayor aerolínea internacional del país, confirmó un pedido histórico de 470 aviones de pasajeros Boeing y Airbus (la aerolínea de bajo coste IndiGo del país compite con ella por la cuota de mercado nacional).

Cuando el presidente de EE. UU., Joe Biden, recibió al primer ministro indio, Narendra Modi, en una rara visita de Estado a Washington ese mismo mes, elogió como «histórico» el pedido de Boeing por valor de 46 000 millones de dólares, y señaló que era el segundo mayor pedido de aviones Boeing de la historia. Ambos países han empezado recientemente a colaborar más estrechamente en varios frentes, como la fabricación de material de defensa y la innovación tecnológica.

Creemos que este es un momento oportuno para prestar más atención a la India y a los fondos cotizados que pueden ofrecer a los inversores un vehículo de bajo coste y fiscalmente eficiente para asignaciones tácticas por países. Para quienes busquen una amplia exposición a la economía india, cabe señalar que su mercado de renta variable, medido por el índice FTSE India RIC Capped Index, obtuvo una rentabilidad superior al 13 % durante el segundo trimestre de 2023, ya que los inversores se desentendieron del débil comienzo de año del mercado.1 El índice de referencia se inclina hacia las participaciones del sector financiero, con una ponderación del 21 %.2 La tecnología de la información y la energía constituyen los dos siguientes sectores más importantes, con una ponderación aproximada del 12,5 % para cada uno.3

Megafusión

El año pasado, las proyecciones sobre las expectativas de crecimiento rápido de la India la situaban a la cabeza, debido a su capacidad para diversificarse en industrias más complejas. El país ha visto cómo su clasificación en el Índice Mundial de Innovación (GII, por sus siglas en inglés) de 2022 de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) saltaba del 46 al 40 (de 132 economías).4 También se dice que el país cuenta con el tercer ecosistema de creación de empresas tecnológicas más grande del mundo, con mayores niveles de financiación y apoyo a la inversión, según el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la India.5

La expansión económica sostenida benefició al sector financiero indio el trimestre pasado. Y en julio, una megafusión del sector financiero por valor de 40 000 millones de dólares entre Housing Development Finance Corporation, el mayor prestamista hipotecario del país, y HDFC Bank, ayudó al crecimiento del mercado indio. La entidad fusionada, con una capitalización bursátil de unos 150 000 millones de dólares, será el cuarto mayor banco del mundo.6

El gobierno indio aspira a reformar su sistema educativo público, pero le queda mucho camino por recorrer. Según datos del Banco Mundial,7 el gasto nacional actual en el sistema educativo indio es de aproximadamente el 4,5 % del producto interior bruto (PIB), por debajo de la promesa de Modi de alcanzar el 6 % del PIB. La alfabetización básica y los conocimientos matemáticos de la mayoría de los jóvenes indios siguen siendo deficientes, a pesar de una ligera mejora en las cifras de matriculación.

En algunos casos, sin embargo, las empresas pueden estar interviniendo para ayudar con las necesidades de educación superior, especialmente en la expansión competitiva de las áreas de procesamiento de administración interna y de fabricación de alta tecnología. Hace dos años, un grupo de universidades taiwanesas lanzó una iniciativa conjunta con el conglomerado indio Tata, y ofreció cursos de electrónica a sus trabajadores.8 Si la India consigue ampliar su mano de obra cualificada, podría atraer más producción de otros lugares de Asia, como China, donde los salarios mínimos suelen ser más altos y los trabajadores exigen más derechos.9

Además, la implantación del impuesto sobre bienes y servicios y la creciente digitalización de la economía están atrayendo a más personas a la economía formal. En mayo, Modi destacó en un tuit el éxito del impuesto sobre bienes y servicios: «Buenas noticias para la economía india. El aumento de la recaudación fiscal a pesar de los tipos impositivos más bajos demuestra el éxito de cómo el impuesto sobre bienes y servicios ha aumentado la integración y el cumplimiento».

India empezó a sentar unas bases sólidas para una economía más digital hace más de una década con el lanzamiento de su programa nacional de identificación, Aadhaar, que utiliza identificaciones biométricas para determinar la prueba de residencia. Esto se ha traducido en muchos beneficios sociales y ha sido decisivo para avanzar en la inclusión financiera digital.

Por supuesto, la creación de empleo sigue siendo un reto, pero la demanda interna se ha recuperado. También es probable que los consumidores indios tengan más renta disponible y, a medida que cambie la distribución de la renta, el consumo global podría experimentar grandes aumentos. Según Goldman Sachs Research, el PIB de India superará al de la zona euro en 2051 y al de Estados Unidos en 2075.10

Además del notable desarrollo de las infraestructuras, el crecimiento del sector financiero y una población grande y diversa, los notables avances de la India hacia la transición a las energías limpias constituyen otro atractivo para los inversores. El Banco Mundial ha aprobado recientemente una financiación de 1 500 millones de dólares para acelerar el desarrollo del sector energético indio con bajas emisiones de carbono.11 Además, la Agencia Internacional de la Energía prevé que India supere a Canadá y China en los próximos años y se convierta en el tercer mercado mundial de etanol (por detrás de Estados Unidos y Brasil)12.



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