Volver al contenido

Primero, Wintel. Luego, los Cuatro Jinetes. Más tarde, FAANG. Y ahora, los «Siete Magníficos» nos tienen a todos fascinados por su tamaño, crecimiento y capacidad de disrupción: de dos a cuatro, de cinco a siete empresas masivas en las últimas dos décadas.1 Y no creemos que hayamos terminado todavía. Es probable que la cuarta revolución industrial cree más empresas de medio billón de dólares, y Estados Unidos es el lugar donde probablemente ocurra.

Durante el pasado año hubo dos mercados bursátiles: los Siete Magníficos y el S&P 493. Los Siete Magníficos representaban tan solo el 1,4 % de las empresas del índice, pero contribuyeron en un 70 % a las ganancias del S&P 500 durante el año. Es comprensible que los inversores estén inquietos por la escasez de ganancias en 2023. Esta inquietud puede no estar justificada. El ascenso de los Siete Magníficos no es tan excepcional en la historia como parece a primera vista, y nosotros sostenemos que no detendremos en siete.

Para tener éxito, es esencial adaptar el horizonte temporal de la inversión al horizonte temporal económico adecuado. Como inversores a largo plazo, es lógico que nos preguntemos primero dónde estamos en el arco temporal más largo. Dado que nuestro horizonte temporal es de más de una década, comprender el arco de varias décadas no solo es importante, sino esencial. De hecho, puede pesar más que cualquier otra consideración. Por supuesto, el corolario también es cierto. Un inversor con un horizonte temporal de 3-5 años, lógicamente, debería centrarse en el ciclo económico a corto plazo. Incluso hay inversores que tienen horizontes temporales de milisegundos, y construyen servidores y cables ópticos lo más cerca posible literalmente de las bolsas para obtener las mínimas ventajas. Cada enfoque tiene sus méritos, pero en este documento haremos foco en situarnos dentro del arco de varias décadas.

En este momento, creemos que estamos cerca del final de la tercera revolución industrial y del comienzo de la cuarta. La tercera revolución industrial comenzó con el nacimiento de la tecnología de la información moderna. Según el académico Klaus Schwab, la tercera comenzó a finales de la década de 1960 y se denomina revolución «informática» o «digital» porque fueron los avances en semiconductores, mainframes, informática personal e Internet los que la impulsaron.2 Estas nuevas tecnologías nos aportaron empresas como Microsoft, Intel, Google y Facebook. La cuarta revolución industrial es la transición a la aplicación de los datos en el mundo real, o lo que nos gusta llamar la era del byte, el átomo y el gen.

Las grandes empresas, nuevas y disruptivas, suelen basarse en tecnologías de uso general. Se trata de nuevas tecnologías o innovaciones que se vuelven tan disruptivas y generalizadas en la economía que sirven de plataforma para muchas otras innovaciones complementarias.3 Las revoluciones industriales se basan en múltiples tecnologías de propósito general concurrentes. La tercera revolución industrial se inició con los semiconductores, Internet y, de forma algo separada pero simultánea, la biotecnología. La cuarta revolución industrial, que acaba de empezar, se basará probablemente en los logros de la tercera, pero incluirá nuevas tecnologías de uso general como la inteligencia artificial (IA), la genómica y la robótica. Las nuevas tecnologías de uso general aumentan el valor de las anteriores al poner en funcionamiento los enormes depósitos de datos que ahora se pueden utilizar con facilidad y eficacia.

Una tecnología de uso general es una innovación con potencial para generalizarse en la economía. Tiende a servir de plataforma para el desarrollo de innovaciones complementarias que se construyen sobre ella. Los ejemplos van desde lo más antiguo, como el fuego, el lenguaje hablado y la rueda, hasta lo ultramoderno, como el semicon- ductor, la inteligencia artificial y la genómica.

La rápida evolución de la composición de las empresas más grandes del mercado estadounidense, tomando como referencia el S&P 500, demuestra nuestra posición en el arco de varias décadas. Para demostrarlo, identificamos las 10 mayores empresas del S&P 500, medidas por capitalización bursátil a final de año, de cada década de las últimas cinco, empezando por 1978. Elegimos las décadas terminadas en ocho, en homenaje al año de fundación de Intel, 1968, que fue posiblemente el inicio de la tercera revolución industrial. El gráfico 1 muestra estas empresas en incrementos de 10 años, incluyendo el año más reciente junto con la fecha de fundación de cada empresa y su edad en ese momento. Las empresas fundadas durante la tercera revolución industrial (es decir, después de 1968) aparecen resaltadas en color verde azulado.
 


En los últimos 50 años, hemos pasado de empresas fundadas durante la Segunda Revolución Industrial a empresas más recientes fundadas durante la Tercera Revolución Industrial.

Gráfico 1: Las empresas resaltadas en color verde azulado se fundaron durante la Tercera Revolución Industrial o son originarias de ella (es decir, se fundaron después de 1968)

En este cuadro, la composición cambiante de las 10 primeras empresas refleja claramente la transición entre revoluciones industriales. Específicamente, muestra que en los últimos 50 años las empresas que se beneficiaron de las tecnologías de uso general de la segunda revolución industrial fueron sustituidas por las fundadas en la tercera revolución industrial.

Las 10 primeras en 1978 y 1988 son legados directos de la segunda revolución industrial, que tuvo lugar en el siglo XIX y principios del XX. Empresas como AT&T, Exxon Mobil, General Motors y Eastman Kodak son sinónimo de las tecnologías de uso general sobre las que se construyeron, en este caso el telégrafo y las telecomunicaciones, el motor de combustible y la fotografía, respectivamente. En general, se cree que la segunda revolución industrial abarcó de 1880 a 1920. Noten que, en 1988, cada una de las empresas fue fundadas durante la segunda revolución industrial. Esto sucedió más de 100 años después de su inicio y casi 70 años después de su final. Además, ni una sola empresa de las 10 primeras tenía menos de 50 años.

Los 10 primeros puestos en 1998, 2008 y 2018 indican que el statu quo está cambiando, impulsado por la tercera y cuarta revoluciones.

Cuando lleguemos a 2023, los 10 primeros puestos reflejarán un mundo ampliamente alterado. Las empresas dominantes son las construidas sobre las tecnologías de uso general de la última revolución, y son, como es lógico, los Siete Magníficos, además de United Healthcare, Eli Lilly y Berkshire Hathaway. De las 10, ocho empresas se fundaron durante la tercera revolución industrial y tienen menos de 50 años. Y el promedio de edad de estas jóvenes ocho es de 33 años, y su valor total es de 12,4 billones de dólares, es decir el 31 % del S&P 500.4

Que estas empresas sean tan jóvenes y tan grandes confirma nuestra intuición de que estamos en medio de una nueva revolución.

De hecho, el ascenso de los Siete Magníficos no nos sorprende demasiado porque es lo que Carlota Perez, una destacada académica que ha estudiado las revoluciones industriales y ha escrito uno de los libros más importantes sobre el tema, Technological Revolutions and Financial Capital, podría haber predicho.5 En su modelo, las revoluciones económicas comienzan con nuevos disruptores (normalmente pequeñas empresas jóvenes) que introducen en el mundo innovaciones, generalmente tecnologías de uso general, aunque ella no las llama así. Una vez que los inversores captan el poder de la innovación, los dólares empiezan a perseguir a estas empresas más pequeñas, reduciendo de forma efectiva su coste de capital en relación con las más antiguas. Con el viento a favor, estas empresas emergentes crecen rápidamente y dominan más que las tradicionales, convirtiéndose en los últimos monopolios. Hasta que el ciclo comienza nuevamente. Así funciona la «destrucción creativa» del capitalismo.

Quizás el académico Hendrik Bessembinder también lo habría pronosticado. Descubrió que el 4 % de las empresas que cotizan en bolsa con mejores resultados son las responsables de todas las ganancias del mercado bursátil de Estados Unidos desde 1926.6 En otras palabras, un mercado estrecho no es singular desde el punto de vista histórico. Y es cierto que los Siete Magníficos son las empresas con más éxito en la actualidad: excluyendo a Tesla, se prevé que los beneficios de las otras seis empresas aumenten un 62,8 % en el cuarto trimestre de 2023, frente a un descenso del 8,6 % para el resto del S&P 500.7

Creemos que el incremento de los Siete Magníficos es otro indicador de que estamos atravesando un periodo de cambio económico masivo. No estamos a final de ese cambio, sino más bien, en el medio. Actualmente, podemos ver que la tercera revolución industrial está creando las tecnologías fundamentales de uso general que ayudarán con la cuarta. El hecho de que podamos detectar varias tecnologías potenciales de uso general (empezando por la IA en la actualidad y con la posibilidad de ampliarse para incluir la genómica, la electrificación y la robótica) nos da más confianza en este punto de vista. Estas innovaciones emergentes nos sugieren que la próxima era podría dar lugar al surgimiento de nuevas empresas que utilizarán estas tecnologías para resolver problemas difíciles en todas las áreas de la economía. En este contexto, nos parece cada vez más probable que se amplíen las categorías de los Siete Magníficos. Nuestra atención sigue centrada en separar lo que es duradero y revolucionario de lo que es solo ruido a corto plazo, para entender correctamente el arco de varias décadas que representa la cuarta revolución industrial.



INFORMACIÓN LEGAL IMPORTANTE

Estos materiales reflejan el análisis y las opiniones de los autores en las fechas de publicación indicadas, y pueden diferir de las opiniones de otros gestores de carteras, equipos de inversión o plataformas de Franklin Templeton Investments. Su finalidad es satisfacer el interés general únicamente, por lo que no deberá interpretarse como un asesoramiento de inversión individual ni como una recomendación o invitación para comprar, vender o mantener valor alguno o adoptar cualquier estrategia de inversión. Tampoco constituye asesoramiento jurídico ni tributario.

Los enlaces pueden llevarle a páginas web o medios de terceros directamente o a través de nuevas ventanas del navegador. Le instamos a examinar las políticas de privacidad, seguridad, condiciones de uso y otras aplicables de cada página que visite. Las páginas web, software y materiales de terceros las utiliza usted bajo su propia responsabilidad. Franklin Templeton Investments (FTI) no controla ni asume, avala o acepta responsabilidad por el contenido, herramientas, productos o servicios (incluido cualquier software, enlaces, publicidad, opiniones o comentarios) disponibles en sitios web o software de terceros o a través de ellos.

Los comentarios, las opiniones y los análisis recogidos aquí son las opiniones personales expresadas por el gestor de inversiones y su finalidad es meramente informativa y de interés general, por lo que no deberá interpretarse como un asesoramiento de inversión individual ni como una recomendación o invitación para comprar, vender o mantener valor alguno o adoptar cualquier estrategia de inversión. Tampoco constituye asesoramiento jurídico o tributario. La información facilitada en este material se suministra a la fecha de su publicación y puede cambiar sin aviso previo y no es un análisis completo de cada hecho material en relación con cualquier país, mercado regional o inversión. El uso de la información contenida en cualquier publicación de este sitio queda a la entera discreción del lector.

CFA® y Chartered Financial Analyst® son marcas comerciales propiedad de CFA Institute.