Prólogo
Mientras lee este artículo, ya sea en una pantalla o en el anticuado formato en papel, sentándose con una taza de té caliente recién salido de la tetera, quizás con un trozo de tarta o una pieza de fruta, se encuentra en medio de la transformación energética mundial. La energía alimenta todo lo que hay en la habitación en la que se encuentra y es esencial para la producción de la mayoría de las cosas que están en ella.
La fuente de energía (su fiabilidad, su asequibilidad y sus efectos en el cambio climático) nos otorga una posición central en una serie de desafíos complejos y urgentes. La Primera Revolución Industrial llevó a muchas personas a prosperar, al hacer uso de las antiguas reservas de carbono que yacían bajo tierra desde hacía más de 300 millones de años. Los árboles y otras plantas que cubrieron la superficie durante eones quedaron enterrados bajo piedra sometidos a una gran presión hasta formar el carbón, el petróleo y el gas. Afortunadamente, con respecto a los cambios evolutivos, esto sucedió antes de la llegada de los microbios, por lo que estas preciadas reservas de material orgánico no se descompusieron. Al estar sometidas a presión, se transformaron y nos las encontramos en una etapa extraordinariamente reciente de la historia de la humanidad.
Empezamos a explotar esas fuentes de energía hace solo 300 años y, hoy en día, alrededor del 80 % del suministro de energía mundial procede de ese magnífico período Carbonífero, apodado así por el conocido elemento del carbono.
A pesar de que puede que sea una fuente antigua, en poco tiempo hemos transformado nuestro mundo gracias a su uso. Ahora tenemos una gran tarea por delante. Tal y como nos indican innumerables científicos, y los gobiernos de todo el mundo concuerdan con ellos, necesitamos cambiar a unas emisiones netas de carbono bajas o de valor cero en algo menos de 30 años.
Podría decirse que se trata del mayor desafío para la humanidad en estos momentos. Para superarlo, probablemente sea necesario un esfuerzo conjunto en todos los ámbitos. La mano invisible del mercado puede contribuir, acompañada de la mano visible de la política. Ambas se basan y confían en la innovación para sacar la tecnología necesaria adelante. La sociedad civil respaldará las medidas normativas de sus gobiernos y también proporcionará la mayor parte de la financiación necesaria, a medida que destinen sus ahorros a sufragar objetivos financieros de suma importancia.
Existe una alianza compleja y mundial en funcionamiento, en la que los inversores desempeñan una función clave, dado el capital que se necesita para financiar esta transición. Al mismo tiempo, supone una fantástica oportunidad para nosotros. Se trata de una oportunidad de carácter financiero, ya que los requisitos de la transición energética aportan nuevas posibilidades de generar las rentabilidades ajustadas al riesgo que exige la inversión sostenible. Como fiduciarios, debemos tomar decisiones fundamentadas en la economía y que traten de garantizar los mejores resultados para nuestros clientes.
Esta nueva colección de artículos del Franklin Templeton Institute nos ayudará a lidiar con esta transición en los mercados financieros mundiales, que está transformando nuestra concepción de cómo velar por que se generen esas rentabilidades ajustadas al riesgo. Cabe destacar que este documento presenta información de nuestros diversos equipos de inversión especializados, los cuales cuentan con procesos de inversión y de toma de decisiones independientes; este abanico de perspectivas de inversión es uno de los puntos fuertes de Franklin Templeton. Lo hemos redactado humildemente, ya que todos nos estamos enfrentando a entornos que evolucionan rápidamente. Por lo tanto, no podemos abordar todos los aspectos de la transición energética ni estudiar por completo cada tecnología o solución propuesta que está en juego. No cabe duda de que nos enfrentamos a dificultades, pero no podemos retroceder, sino que debemos seguir luchando.
Somos conscientes de que, para ello, es necesaria la administración de capital financiero, pero también natural y humano. En términos más sencillos, refleja las posibilidades que supone reenmarcar nuestras estrategias alrededor de las personas, el planeta y la prosperidad. Este enfoque se establece de manera clara en el preámbulo del Acuerdo de París, de 2015, que ofrece el marco para las medidas relacionadas con el clima y los planes de acción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, acordados por 196 gobiernos para la próxima primavera. Las firmas del tratado (y cabe resaltar que el Acuerdo de París es un tratado internacional) brindan la licencia necesaria para ponerse a trabajar.
Espero que no se le haya enfriado el té mientras lee esto. Caliéntelo de nuevo y acomódese para descubrir cómo la financiación está tratando de formar parte de la solución en las diferentes clases de activos de nuestras carteras globales.
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